domingo, 31 de agosto de 2008
PICNIC EN HANGING ROCK (1975)
El sábado 14 de febrero de 1900, un grupo de alumnas y tres profesoras del selecto colegio femenino Appleyard, del pueblo de Wooden, cerca de Melbourne (Australia), salieron de excursión a Hanging Rock, una formación rocosa de origen volcánico y vinculada antiguas civilizaciones, plena de tintes mágicos y esotéricos. A lo largo del día, transcurrieron varios hechos insólitos. Los relojes se detuvieron, maestras y alumnas cayeron dormidas... Pero durante ese intervalo, cuatro de las excursionistas que habían salido a visitar las piedras colgantes desaparecieron, y a tres de ellas nunca más se las volvió a ver, sin que hubiera jamás rastro alguno de su paradero.
Esta historia, supuestamente real, aunque no pasa de leyenda urbana, con algunas incongruencias incluidas (sin ir mas lejos, el día de San Valentín de 1900 no cayó en sábado) y recogida por la escritora Joan Lindsay en una novela homónima, es la base argumental de Picnic en Hanging Rock, una de esas películas de culto que en los últimos tiempos parecen reivindicarse con fuerza, después de bastante tiempo injustamente olvidada.
Dirigida por el australiano Peter Weir, que comenzó moviéndose claramente en el terreno del fantástico, con films como el fallido Los coches que devoraron París (1974), pero, sobre todo, con la película que nos ocupa y con la posterior La última ola (1978) en la que, al igual que en esta, subyace el tema de los contrastes entre la cultura, tradiciones y supersticiones de los aborígenes de su país y la civilización de los colonos occidentales, así como en la confrontación entre dos realidades paralelas, la del mundo real y la de otro onírico y secreto que convive junto al nuestro.
Después de estos interesantes inicios, Weir hizo dos incursiones en un cine de trasfondo bélico, las cuales también sirvieron como lanzamiento definitivo del Mel Gibson post Mad Max, como fueron Gallipolli (1981) y El año que vivimos peligrosamente (1983), antes de que el director pasara a integrarse con todas las de la ley en la industria de Hollywood, convirtiéndose allí en un simple realizador de cine comercial con mayor o menor fortuna (normalmente lo segundo): Unico testigo, El club de los poetas muertos, La costa de los mosquitos, El show de Truman o Master and Commander son algunos ejemplos.
La película que nos ocupa se estructura en los elementos anteriormente narrados, presentando Hanging Rock como un paraje inicialmente inquietante, pero que deriva hacia lo terrorífico sin ningún tipo de artificio, simplemente con la predominante sensación de irrealidad, la excelente música de Bruce Smeaton y George Zamfir y la fotografía de Russell Boyd. Pese a no aclarar el misterio (de hecho en la posterior versión del director, lanzada en DVD en 1998 se suprimen 7 minutos de metraje para incrementar el enigma), se nos presenta la formación geológica como posible puerta de tránsito a otro mundo u otra dimensión incapaz de ser descrita, cuyos detalles revela la única chica rescatada por Michael, uno de los escasos personajes masculinos, que es quien logra sacarla de allí; detalles que no son contados al espectador, aunque se da a entender que éstos no pueden ser aceptados por la razón humana.
Todo ello es el telón de fondo para la soterrada relación lésbica entre dos alumnas: la tímida Sara que nunca revelará sus sentimientos por la otra, la enigmática Miranda, motor de la historia y que será una de las desaparecidas, no pudiendo superar la pérdida su compañera.
El film comienza con una cita de Poe, muy al hilo de lo comentado, y que me sirve para cerrar esta reseña: Todo lo que vemos y lo que parecemos no es más que un sueño dentro de otro sueño.
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2 comentarios:
Buenas, es la primera vez que llego a su blog y veo que es estupendo, y le agradezco mucho el link que ha hecho al mio, ya hice lo mismo con mucho gusto. Sobre la pelicula en cuestión aún no la he visto, me resultaba tan misteriosa con ese cartel que no me animaba a verla, pero en vista de su crítica ya me animé por ella apenas pueda hacerlo, que espero sea muy pronto. Para mi Peter Weir es uno de los mejores directores aun en actividad, sin duda. Saludos y gracias¡¡.
Saludos y gracias por el link y los comentarios. Esta es una película que podemos considerar de culto, en el sentido que no tuvo mucha trascendencia en su momento y hoy en día sigue siendo un producto minoritario, pero se ha revalorizado entre los especialistas en el género, ya que en en su día no se le prestó la atención que quizá merecía. Respecto a Peter Weir, alterna buenas películas con otras meramente comerciales, de todas formas considero más interesantes estos primeros años.
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